El Concentrador de Oxígeno: La Máquina que Respira por Ti
Detrás del oxígeno que nutre tus células, hay una fascinante historia de volcanes, ciencia y tecnología que está cambiando vidas. Un viaje desde las profundidades de la Tierra hasta tu oxigenación hiperbárica.
El Mineral que Respira: Origen de la Zeolita
Hace millones de años, en los pliegues ardientes de la Tierra, los volcanes dieron forma a un mineral extraordinario: la zeolita. Su estructura cristalina forma una red de túneles y cámaras microscópicas capaces de atrapar selectivamente moléculas específicas.
Este verdadero tamiz molecular natural puede capturar gases como el nitrógeno (N₂) y dejar pasar otros como el oxígeno (O₂). Hoy sintetizamos zeolitas aún más puras, incluso enriquecidas con litio, para optimizar su capacidad de "filtrado molecular".
Composición: Aluminio, Silicio, Oxígeno, iones de sodio, calcio o litio. Propiedad clave: Adsorbe nitrógeno de forma reversible al modificar la presión.
Del Laboratorio al Pulmón: Nacimiento del Concentrador
1
Años 1950
Los científicos Charles Plank y Edward Rosinski descubren que las zeolitas pueden utilizarse en un sistema a presión para separar gases del aire ambiente.
2
Desarrollo del PSA
Nace el principio de Pressure Swing Adsorption: un ciclo donde, al aumentar la presión, la zeolita atrapa el nitrógeno; al reducirla, lo libera.
3
Revolución médica
Médicos e ingenieros construyen máquinas capaces de crear oxígeno puro en tiempo real, sin necesidad de bombonas: el concentrador de oxígeno.
"Ya no necesitábamos almacenar oxígeno: podíamos fabricarlo al instante, en cualquier lugar del mundo."
¿Cómo Funciona un Concentrador Moderno?
Entrada de aire
El aire ambiente entra por filtros antipartículas, eliminando polvo y contaminantes.
Compresión
Un compresor presuriza el aire, preparándolo para el proceso de separación.
Filtrado molecular
El aire pasa por columnas con zeolita, que retienen el nitrógeno pero dejan pasar el oxígeno.
Suministro y regeneración
El oxígeno se dirige al usuario mientras el sistema se despresuriza, liberando el nitrógeno y regenerándose constantemente.
La Base de Tu Oxigenación Hiperbárica
Todo protocolo de oxigenación hiperbárica, toda sesión de bienestar celular, comienza con un detalle técnico esencial: la calidad del oxígeno suministrado.
El concentrador es la fuente primaria que transforma el aire común en una poderosa herramienta de bienestar, de protección y regeneración celular. Su precisión, estabilidad y pureza son los cimientos de todo lo que ocurre después en la cámara hiperbárica.
"La magia de la oxigenación comienza mucho antes de entrar en la cápsula. Comienza aquí."
¿Y qué pasa con el flujo de oxígeno?
Cada persona es diferente, y también lo es su necesidad de oxígeno.
Alguien con problemas pulmonares puede necesitar un flujo alto para compensar su baja absorción alveolar. Pero en personas sanas o en contextos de oxigenación hiperbárica, el flujo no lo es todo. Lo que realmente importa es:
La concentración de oxígeno (93–95%).
La presión dentro de la cámara hiperbárica, que permite disolver más oxígeno directamente en el plasma.
💡 A presión atmosférica normal (1 ATA), incluso con flujo alto, la cantidad de oxígeno disuelto en plasma es muy limitada (0,3ml/min). Pero en cámara hiperbárica, con mayor presión, esa cantidad aumenta de forma significativa, aunque el flujo de entrada se mantenga constante o incluso sea bajo (2–5 L/min).
En resumen: el flujo importa, pero es relativo. Lo determinante es la concentración + la presión. Por eso el concentrador es una herramienta, pero la cámara es el medio clave.
¿Sabías por qué usamos 5 L/min a 1.3 ATA y 10 L/min a presiones más altas?
Porque el cuerpo, en reposo, ventila aproximadamente 5 L/min. Este flujo basta para cubrir todas las necesidades de oxígeno si la concentración es del 93–95%.
Cuando se usan 10 L/min a 1.5 o 1.9 ATA, no es para aumentar la absorción, sino para:
Vencer la resistencia de la cápsula presurizada, que dificulta la salida del oxígeno.
Mantener una sensación constante de flujo nasal, útil a nivel psicológico.
Y lo más interesante:
Incluso con menos de 1 L/min de oxígeno al 95%, o con una mezcla al 45% bajo presión, el cuerpo logra una hiperoxia efectiva. Lo que no se absorbe, se exhala y se mezcla con el aire de la cápsula.
📌 Nota importante: A veces se afirma en internet que la cámara hiperbárica permite recibir “hasta 20 veces más oxígeno”. Aunque esta frase tiene una base fisiológica (¡comparando el oxígeno disuelto y no el oxígeno fijado a la hemoglobina!) en plasma entre 1 ATA y 3.5 ATA con oxígeno al 100%), no debe tomarse literalmente ni fuera de contexto. El aumento es real, pero sigue una lógica proporcional y depende de múltiples factores: concentración, presión, tiempo, y tipo de oxígeno (inhalado o ambiental).
¿Es lo mismo que el oxígeno medicinal?
No. Aunque ambos se llaman “oxígeno”, no deben confundirse.
Oxígeno medicinal
El oxígeno medicinal es un producto farmacéutico, producido bajo condiciones industriales controladas, enfriado a temperaturas criogénicas (por debajo de –180 °C) hasta convertirse en un líquido altamente concentrado. Este gas licuado se almacena en botellas presurizadas y se distribuye exclusivamente bajo prescripción médica. Su pureza, conservación y uso están regulados por las autoridades sanitarias y, en España, está reconocido como un medicamento.
Concentradores de oxígeno
En cambio, los concentradores de oxígeno como los que utilizamos en nuestras cápsulas no contienen gas licuado ni trabajan con presión elevada. No generan oxígeno nuevo ni lo modifican químicamente. Simplemente recogen el aire ambiente y lo filtran, aumentando la proporción de oxígeno a través de un proceso físico llamado adsorción por tamiz molecular (PSA). Es el mismo aire que respiramos, pero más puro.
Por eso, nuestros equipos no sustituyen un tratamiento médico ni requieren receta: son herramientas de bienestar, diseñadas para optimizar la oxigenación en un entorno controlado, sin riesgo ni dependencia de botellas a presión.
Un Diálogo Entre la Tierra, la Ciencia y Tu Cuerpo
En cada bocanada de oxígeno concentrado, existe un diálogo entre la Tierra, la Ciencia y tu cuerpo. Cuando entras en una cámara de oxigenación, no solo respiras mejor: resignificas lo invisible.
Y todo eso es posible gracias a un mineral que nació del fuego hace millones de años.
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